El baloncesto femenino comenzó en 1892 en la universidad de Smith cuando Senda Berenson, profesora de educación física, realizo algunos cambios a las reglas de James para ajustarlos a las mujeres. El primer partido oficial fue jugado en Estados Unidos en 1893.
La historia del baloncesto femenino corre pareja a la del masculino. Es uno de los pocos deportes que se desarrolló al mismo tiempo que el de los hombres. Al igual que sucede con la inmensa mayoría de los deportes, el deporté femenino pasan casi siempre a un segundo plano, del que solamente lo reconocen cuando consiguen algún logro importante a nivel internacional. El baloncesto femenino no fue la excepción.
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